Antonio Malpica, aunque estudió ingeniería en computación, siempre ha sido más feliz viviendo dentro del mundo de la imaginación.
Al principio se contentaba con leer historias, pero después se puso a contarlas. Y parece que no le ha salido tan mal, porque ahora tiene más de cuarenta libros publicados, principalmente para niños y jóvenes, y ha ganado varios premios nacionales —como el Barco de Vapor y el Gran Angular— y uno que otro internacional —como el Premio Iberoamericano SM de LIJ. En Ediciones SM ha publicado 70 y medio, Diario de guerra del coronel Mejía y El nombre de Cuautla, entre muchos títulos más. Él dice que escribir es como cuando de niño: jugaba a los detectives o a los exploradores, sólo que
con menos riesgo de rasparse las rodillas. Vive con su esposa, dos niños y un perro en CDMX. Y le encantan el jazz y los tacos al pastor.