En los cuatro relatos que integran La violencia es lo mío, segundo volumen de los relatos de Raymond Chandler, el autor terminó de perfilar los rasgos esenciales de lo que había de ser un personaje principal, limó las aristas de una voz cantante que otros matones se encargarían de remachar con el uso de porras o a punta de pistola. Pese a estar protagonizadas por Ted Camardy o John Dalmas, podría decirse que la sangre que corre en sus venas es casi ya la del detective Philip Marlowe.
Un ensayo inédito en castellano inaugura esta edición, en la que asistimos al origen de un gran mito de la literatura contemporánea.
P.D. James dijo...
«Chandler fue un verdadero maestro en la creación de emociones mediante dos instrumentos: el diálogo y la descripción.»
Raymond Thornton Chandler (1888-1959) es el gran maestro de la novela negra americana. Nació en Chicago, pero pasó la mayor parte de su infancia y juventud en Inglaterra, donde estudió en el Dulwich College y acabó trabajando como periodista freelance en The Westminster Gazette y The Spectator. Durante la Primera Guerra Mundial, se alistó en la Primera División Canadiense, que servía en Francia, y más adelante entró a formar parte de la Royal Air Force (RAF). En 1919 regresó a Estados Unidos y se instaló en California, donde ejerció como directivo de varias compañías petroleras independientes. Sin embargo, la Gran Depresión terminó con su carrera en dicho sector en 1933.
Chandler tenía cuarenta y cinco años cuando empezó a escribir relatos detectivescos para revistas baratas de género negro, más conocidas como pulps: Black Mask y Dime Detective. Sus novelas destacan por el realismo duro y la mirada social crítica. En El sueño eterno (1939), su primera novela, presentó en sociedad al impetuoso pero noble Philip Marlowe. Pronto la siguieron Adiós, muñeca (1940), La ventana alta (1942), La dama del lago (1943), La hermana menor (1949), El largo adiós (1953) y Playback (1958).
Mantuvo una relación estrecha y turbulenta con Hollywood, que llevó sus novelas a la gran pantalla y para cuya industria cinematográfica trabajó de guionista entre 1943 y 1950. En 1958 fue elegido presidente de la organización Mystery Writers of America. Murió en La Jolla, California, el 26 de marzo de 1959.