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No sé de ningún libro acerca del tema de la Sanidad Divina que profundice en el tema y muestre todos los aspectos de la verdad en sus proporciones escriturales. Algunos ven sólo aquellos pasajes que enfatizan la habilidad y disposición de Dios para sanar nuestras enfermedades y lo que Él ha hecho para hacer tal sanidad posible el día de hoy; otros están totalmente ocupados con esos pasajes que dejan claro que Dios a veces no sana o que Dios tiene maneras diferentes de obrar en dispensaciones diferentes. Se necesita grandemente un libro que considere con absoluta imparcialidad todo lo que Dios tiene que decir acerca de este tema y que tenga solo una meta: descubrir exactamente lo que Dios enseña sobre este tema muy importante y todo lo que Él enseña.
No hemos tomado en consideración tales interpretaciones extrañas, fantásticas y—para un erudito cuidadoso de la Biblia—ridículamente imposibles y realmente blasfemas en cuanto a que el pan en la Cena del Señor es para la sanidad del cuerpo, y el vino para la sanidad del alma. El tiempo nos faltaría para perseguir hasta su madriguera y decapitar a todas las fluctuaciones monstruosas que han obsesionado las imaginaciones excitadas de personas que han llegado a estar tan ocupadas con el pensamiento de la Sanidad Divina que fantaseaban que lo veían en todas partes.
Hay una necesidad particular de un libro confiable sobre la Sanidad Divina en estos tiempos concretos. En todas partes hay un gran interés extraordinario en el tema. La gente está recurriendo por miles y por diez miles en ciudades diferentes a los aventureros y aventureras que a menudo no sólo les roban su oro, sino aquello que es mucho más precioso que el oro. Y no pocos evangelistas que han salido perdiendo en la labor legítima de la ganancia de almas, están poniendo en la delantera el asunto de la sanidad del cuerpo, y sin duda están atrayendo multitudes mucho mayores y recibiendo una paga mucho mayor que lo q
No hemos tomado en consideración tales interpretaciones extrañas, fantásticas y—para un erudito cuidadoso de la Biblia—ridículamente imposibles y realmente blasfemas en cuanto a que el pan en la Cena del Señor es para la sanidad del cuerpo, y el vino para la sanidad del alma. El tiempo nos faltaría para perseguir hasta su madriguera y decapitar a todas las fluctuaciones monstruosas que han obsesionado las imaginaciones excitadas de personas que han llegado a estar tan ocupadas con el pensamiento de la Sanidad Divina que fantaseaban que lo veían en todas partes.
Hay una necesidad particular de un libro confiable sobre la Sanidad Divina en estos tiempos concretos. En todas partes hay un gran interés extraordinario en el tema. La gente está recurriendo por miles y por diez miles en ciudades diferentes a los aventureros y aventureras que a menudo no sólo les roban su oro, sino aquello que es mucho más precioso que el oro. Y no pocos evangelistas que han salido perdiendo en la labor legítima de la ganancia de almas, están poniendo en la delantera el asunto de la sanidad del cuerpo, y sin duda están atrayendo multitudes mucho mayores y recibiendo una paga mucho mayor que lo q
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