Desde el momento en el que Zack la contrató para que decorara su oficina, Melanie planeaba contarle quién era. Pero sus buenas intenciones se esfumaron cuando lo miró a los ojos y besó aquellos impetuosos labios. Y cuando su pequeña buscó cariño en sus brazos, Melanie estuvo a punto de olvidar el secreto que había jurado desvelar. Pero ahora temía que descubrir ese secreto pudiera alejarla de Zack... Todavía no sabía por qué una desconocida le había dado un regalo tan preciado para su destino.